Los abuelos, son esas personas a
las que incansablemente, abrazas desde tu lado más vulnerable y pueril, no
importa la edad que tengas, no importa cuánto tiempo haya pasado entre la
primera vez que sentiste su abrazo; porque seguramente, ese abrazo, siempre,
siempre, estará cargado del calor y afecto incondicional como aquella primera
vez.
Los abuelos, son esas personas a
las que sin importar el transcurrir del tiempo, miraremos con aquellos ojos
inocentes, recordando que más de alguna vez, nos salvaron de los regaños
paternos por haber cometido cierta travesura, por los cientos de mimos y
sorpresas que nos regalan cada vez que nos abren la puerta de su casa y de su
corazón, y por sobre todas las cosas, por la entrega, amor, esmero y dedicación
que nos regalan sin pedir nada a cambio.
Definitivamente, y sin lugar a
dudas, los abuelos son ángeles que iluminan nuestro camino, el amor convertido
en materia, uno de los regalos más grandes que un ser humano tiene oportunidad
de recibir.
Gracias abuelos, por compartir,
por estar, por cuidar, por amar, por sostener, por enseñar, por dejar huella…
Y más aún, por regalarnos cada
día, un pedacito de su ser.
Los amamos infinitamente.
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