
Y el tema de las amistades es un tema que no se queda atrás.
A cuantos de los que me leen no les ha pasado que a su vida llegan personas que comienzan como simples conocidos, después de un tiempo se convierten en grandes amigos y luego, quizás, en familia. Lo compartes casi todo, forman parte de tu vida íntima, de tus experiencias que no a cualquiera invitarías, es decir; les entregas tu confianza y cariño, y un día, sin más, esa persona que ya era parte de tu vida, simplemente decide tomar otro camino ya no tan parecido al tuyo, decide formar, crear y vivir algo más, decide alejarse. Entonces, volteas a revisar tu pasado con esa persona, tus vivencias, reflexionas sobre los últimos días en donde todo parecía normal, y es ahí cuando te preguntas ¿qué paso?, qué fue lo que sucedió para que esa persona tomara tal elección, y tu mente comienza a volar hacia miles de posibilidades que quizás hayan sido el motivo.
Pasado el tiempo, mucho o poco, puede que descubras las razones, o puede que no, ya que cada persona es un mundo y a veces, por más que creamos conocerlas, siempre, siempre, habrá algo de ellas que desconozcas, pues no todo mundo es un libro abierto.
Quizás hoy te cueste trabajo entender y tal vez hasta aceptar, pero recordemos que la amistad es un lazo bilateral, si una de las partes ya no siente que es su lugar, no te aferres en conservarla, permite que tome sus maletas y camine hacia donde sienta que es su sitio, porque cada uno de nosotros estamos exactamente en donde debemos estar y con las personas que debemos estar en este preciso momento, si la vida tiene un reencuentro para el futuro con esa persona, solito llegará, y si no, recordarás los buenos momentos, y créeme, seguirás tu camino acompañado de las nuevas oportunidades que la vida día con día te ofrece.
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