Existen ciertas cosas de la vida que nos mueven, que logran reencontrar la sensibilidad del corazón que a veces se pierde en un mundo cotidiano de inconsciencia.
Cuántas veces hemos terminado el día sin darnos cuenta que automáticamente le dimos vuelta a la página para pasar al siguiente sin por lo menos haber sentido el viento matutino tocándonos la cara, cuántas veces hemos dejado de mirar a un costado para simplemente ir de frente con la vista bien fija en lo habitual, cuántos días hemos dejado pasar sin hacer eso tan pequeño que nos alegra por unos segundos el corazón: mirar un vídeo, escuchar una canción, leer una frase, abrazar un recuerdo, sentir una sonrisa, observar una puesta de sol, leer un poema, escuchar un testimonio, dar un abrazo, admirar un paisaje...
¿Cuántas veces hemos dejado de hacer cosas que nos llevan a la reflexión?.
Reflexionar debería ser tan vital como el aire que respiramos, reflexionar para purificar el alma y restablecer los sentidos, recordar que a este mundo vinimos a algo más que simplemente existir.
Reflexionar para valorar y para vivir; ¡realmente vivir!.
¿Y a ti qué te mueve, qué te hace reflexionar y ser feliz?
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