
Los años han transcurrido y mi piel ya no es la misma, ahora lleva consigo los dobleces que me han transformado en mejor.
Mis cabellos han cambiado su color y textura, ahora, muchos son del color de la luna, pero como ella... brillan cuando agito mi cabeza.
Mis piernas antes firmes ahora están repletas de experiencias por el camino recorrido; y mis manos son la muestra radiante de mis logros más deseados.
A mi vientre lo recuerdo como la más perfecta de las planicies, pero ahora... carga el rastro de lo más maravilloso que he podido ofrecer como mujer: una nueva vida.
Mis caderas ahora estiban los kilos de sabor regalados a mi paladar y mi entrecejo destila líneas de felicidad.
Qué mas da si por mi cuerpo han pasado dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete décadas, si he vivido una vida extraordinariamente plena, llena de experiencias y agasajos que me han llenado el espíritu de luz, qué mas da si mi cuerpo se sigue menguando como ya estaba escrito que pasaría, ¡dichosa yo! que lo puedo contar a ustedes con la más grande de las sonrisas.
Yo no me acongojo por los años que me suman edad, yo los tomo de la mano y me los llevo a bailar.
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