Julia Lemo, estudiante de medicina de 23 años, estudiaba para un examen que tendría al día siguiente en donde los conocimientos estarían enfocados en el corazón.
De repente, en su lectura de hacía 4 horas, en donde el cansancio estaba por vencerla y echarla al piso a dormir cual desmayo; leyó:
Ritmo cardíaco: sucesión regular de sístoles y diástoles de la musculatura del corazón.
Soltó una risotada repentina, y un pensamiento aterrizó en su mente. ¿De qué tipo?, solo ella y Dios lo sabían.
Muy temprano al día siguiente arribó al salón de clases en donde la esperaba Ernesto, su pareja. Ernesto era un chico serio y poco convencional, inteligente, bien parecido, con cierta extrañeza en su actuar.
Una vez terminada la jornada escolar, Julia y Ernesto caminaron hasta la cafetería de siempre para tomar su refrigerio, y una vez sentados en la mesa donde regularmente se sentaban, Julia le preguntó: - Ernesto, ¿me quieres?, Ernesto casi mirándola a los ojos le respondió: ¡Yo te adoro!, a lo que Julia con una sonrisa más mental que bucal, siguió tomando sus alimentos.
Esa misma noche, Ernesto se encontraba en la casa de Julia, estaban viendo un documental histórico cuando por alguna razón absurda, comenzaron una disputa, era un sin sentido pero ellos, cual competidores de Juegos Olímpicos sentían la obligación de obtener la medalla de oro. Esa misma noche, a pesar del desafortunado incidente, Ernesto la pasó en casa de Julia.
Al día siguiente, con la cabeza más fría y el ánimo menos enfadado, Ernesto tomó sus cosas para irse a casa, Julia limpiaba su rostro como lo hacía cada mañana, y Ernesto ya casi para salir de la habitación le preguntó: - oye, Julia ¿me quieres?. Julia giró su cabeza y con mirada nerviosa le respondió: - ya sabes que si. Ernesto con la respuesta de Julia en sus manos le hizo una nueva pregunta: - ¿y cómo describirías nuestra relación?, a lo que Julia con una sonrisa de esas que te delatan porque algo recordaste le respondió: - Así, como el ritmo cardíaco, pero de forma irregular. TE AMO.
Ernesto con una sonrisa en los labios besó la frente de Julia y partió.
Ernesto con una sonrisa en los labios besó la frente de Julia y partió.
Todas las relaciones de pareja son imperfectas, casi lo puedo asegurar, pero mientras el corazón mantenga su ritmo, sabrás que la relación está a salvo del infarto.
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