Cuántos de nosotros conservamos la costumbre de planear y darle orden a los quehaceres cotidianos mediante ese objeto hecho de papel cubierto por la tan peculiar pasta que protege el interior y que cuenta los 365 días del año, ese instrumento que será nuestro apoyo y compañero durante el ciclo anual en nuestras vidas. Importante es la selección que hagamos de la herramienta ya que en ella plasmaremos parte de nuestra historia y evidenciaremos parte de nuestra personalidad, ya sea desde el tamaño, la forma, el tipo de pasta, el color de las hojas, si nos favorece con arillos o no, y lo más importante, o por lo menos para mí: el diseño de la cara.
Entretenido y divertido es el día en el que vamos a la tienda de
nuestra preferencia a adquirirla y decidimos de entre todas las que se
encuentran en el aparador; caminar por el pasillo... tocar la textura de
una, de otra, ver el diseño de la que se encuentra a nuestra izquierda,
hojear la que está atrás de la primera que llamó nuestra atención, tomar
dos al mismo tiempo y compararlas pensando cuál es la que se ganará el
derecho de irse con nosotros a casa o a la oficina; en fin... distintos son los puntos que apreciamos cada uno al momento de obtenerla.
Muchos la han sustituido por los métodos electrónicos y tecnológicos que si bien es cierto son prácticos, me parecen aburridos y poco creativos.
Con este cuaderno podemos tocar cada día, podemos oler nuestras actividades cotidianas, podemos retroceder en el tiempo, podemos hojear al futuro y lo mejor: podemos guardar con esperanza e ilusión plasmando con tinta de colores los sueños planeados para tal o cual fecha, ya sea un viaje, el cumpleaños de un ser querido, un concierto, una obra de teatro, una junta en la oficina, en fin... una fecha que para nosotros sea importante y espearada.
Estas son las fotografías de la agenda que me acompañará durante el 2018, y dime...
¿Cómo es la tuya?
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