
Cuántas veces las películas, los cuentos,
las formas de educación, las costumbres, las formas de vida… nos gritan fuerte y conciso al oído el contenido de sus ideas, construyendo un puente en donde a veces sin querer queriendo nos empujan a cruzar hacia el otro lado en donde lo único que vamos a encontrar son pensamientos manipulados que sin tapujo alguno nos harán palpar la necesidad de encontrar y la necesidad de idealizar, en ocasiones los amores exigidos e idealizados
son fugaces, efímeros, algunas veces no logran trascender, y digo algunas veces porque seguramente en más de una ocasión habrá pasado lo contrario, pero con base en varios factores puedo atreverme a decir que los amores sostenidos sobre la no idealización, el bienestar emocional propio y la capacidad del no auto-engaño respecto a lo que la otra persona será capaz de darnos y de lo que no será capaz de darnos son los amores que llegan a trascender con el paso del tiempo y de las adversidades.
Cinco han sido los ingredientes importantes que hasta hoy han fincado las ideas que tengo respecto al tema, y que quede claro que en lo futuro puedo llegar a cambiar de opinión. Dos ingredientes han sido charlas que he tenido con dos personas, mismas que sus nombres mantendré en el anonimato, el siguiente ingrediente ha sido una que otra lectura que se me ha cruzado por ahí, un ingrediente más ha sido derivado de mis propias experiencias y el último ingrediente ha sido las experiencias ajenas, y sumando todo esto he llegado a darme cuenta, con la posibilidad de equivocarme, que a veces nos dedicamos a buscar algo que tal vez debería de ser espontáneo, día a día gastamos mucha energía en la búsqueda y no permitimos que la vida y las coincidencias hagan su trabajo, nos adelantamos y no nos dejamos sorprender por las mieles que nos trae la cotidianidad como por ejemplo: la persona que podemos llegar a conocer simplemente al cruzar la calle, el accidente que intempestivamente nos hará topar con cierta persona en el supermercado, a la chica o el chico que sin darnos cuenta nos mira más de lo normal en ese taller de pintura, o el compañero de trabajo que sin darte cuenta y sin querer te flechó con sus gestos de amistad.
Ahora bien, ¿estamos emocionalmente listos para recibir al otro?, qué pregunta ¿no?, las relaciones de pareja y en sí las relaciones personales son complejas sencillamente por el hecho de que somos seres que pensamos de distinta manera, somos seres complejos, aún y cuando somos pensantes y racionales el ego hace de las suyas muy a menudo causando aún más la complejidad entre la pareja por lo que pienso: ¿no sería más sano que antes de buscar para encontrar a otro nos busquemos y nos encontremos a nosotros mismos?.
Cuando se construye un edificio es vital que los cimientos sean fuertes y sólidos para resistir el peso que cargará soportando a otros... nosotros somos un edificio en donde algunas veces no invertimos lo suficiente para crear el mejor de los cimientos, por lo tanto la debilidad prevalecerá con el paso del tiempo, llegamos a tener cuentas sin liquidar con el pasado, cuentas de todo tipo, cuentas con muchas personas, cuentas con muchos miedos, y aun así esperamos poder cargar con éxito el peso de alguien más, es irónico ¿no?.
Cinco han sido los ingredientes importantes que hasta hoy han fincado las ideas que tengo respecto al tema, y que quede claro que en lo futuro puedo llegar a cambiar de opinión. Dos ingredientes han sido charlas que he tenido con dos personas, mismas que sus nombres mantendré en el anonimato, el siguiente ingrediente ha sido una que otra lectura que se me ha cruzado por ahí, un ingrediente más ha sido derivado de mis propias experiencias y el último ingrediente ha sido las experiencias ajenas, y sumando todo esto he llegado a darme cuenta, con la posibilidad de equivocarme, que a veces nos dedicamos a buscar algo que tal vez debería de ser espontáneo, día a día gastamos mucha energía en la búsqueda y no permitimos que la vida y las coincidencias hagan su trabajo, nos adelantamos y no nos dejamos sorprender por las mieles que nos trae la cotidianidad como por ejemplo: la persona que podemos llegar a conocer simplemente al cruzar la calle, el accidente que intempestivamente nos hará topar con cierta persona en el supermercado, a la chica o el chico que sin darnos cuenta nos mira más de lo normal en ese taller de pintura, o el compañero de trabajo que sin darte cuenta y sin querer te flechó con sus gestos de amistad.
Ahora bien, ¿estamos emocionalmente listos para recibir al otro?, qué pregunta ¿no?, las relaciones de pareja y en sí las relaciones personales son complejas sencillamente por el hecho de que somos seres que pensamos de distinta manera, somos seres complejos, aún y cuando somos pensantes y racionales el ego hace de las suyas muy a menudo causando aún más la complejidad entre la pareja por lo que pienso: ¿no sería más sano que antes de buscar para encontrar a otro nos busquemos y nos encontremos a nosotros mismos?.
Cuando se construye un edificio es vital que los cimientos sean fuertes y sólidos para resistir el peso que cargará soportando a otros... nosotros somos un edificio en donde algunas veces no invertimos lo suficiente para crear el mejor de los cimientos, por lo tanto la debilidad prevalecerá con el paso del tiempo, llegamos a tener cuentas sin liquidar con el pasado, cuentas de todo tipo, cuentas con muchas personas, cuentas con muchos miedos, y aun así esperamos poder cargar con éxito el peso de alguien más, es irónico ¿no?.
Con estos párrafos no quiero decir que tengo la verdad absoluta, tampoco quiero herir susceptibilidades, ni tampoco poner etiquetas al tema sobre si es "bueno" o "malo" lo que expreso, creo que los seres humanos tenemos el derecho de experimentar, de explorar, de equivocarnos, cada uno conocemos nuestros límites y sobre todo, nuestras capacidades de decidir y modificar, solo no olvidemos una cosa, y esta es una frase que algún día alguien me la dijo y que creo tiene mucha razón, "la única constante en nuestra vida somos nosotros mismos", por lo tanto no nos olvidemos, florezcamos internamente y hagamos florecer nuestras circunstancias con paciencia, sin etiquetas, disfrutando lo que ya es palpable en nuestras vidas y no a un intangible porque cuando Dios tiene predeterminado tu camino, solo es cuestión de creer y tener fe.
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